Por Rosángel Hernández | @ros4ngel
En 2020, casi todo es más digital de lo que era en 2019, y hacia adelante, la digitalización parece imparable. En el comercio internacional, blockchain es una de las tecnologías fundamentales para ello. ¿Qué es? Blockchain es un registro digital de transacciones. En él, cada transacción es un “bloque” de información “encadenado” a otros por técnicas criptográficas, que lo hacen casi imposible de alterar. En el comercio, tiene aplicación en tres ámbitos: (1) financiamiento y seguros, (2) transporte y logística y (3) digitalización de documentos. Esto último es mucho más que “escanear documentos”, se trata de traducirlos a lenguaje informático. Es decir, convertir contratos o pedimentos en programas ejecutables.
Pero, ¿cómo haría un programa de computadora para descargar un contenedor en puerto? Para interactuar con el mundo físico, blockchain debe operar junto con otras tecnologías. Una de ellas, son los sensores basados en Internet de las Cosas. ¿Cómo? Al llegar a puerto, los sensores del contenedor transmitirán toda la “documentación” para su importación, en forma de códigos informáticos. Operando junto con contratos inteligentes, también podrían “activar” el pago del seguro al comprador, si detectan que en el traslado, la temperatura de la carga no es la convenida. Todo esto, sin usar papel y con mínima intervención humana.
Esa descripción no es futurista. De acuerdo con el monitoreo de aplicaciones de Trade Finance Global y la OMC, actualmente existen más de 40 proyectos piloto de blockchain para el comercio. Uno de ellos, FastTrackTrade –diseñado para PYMES–, garantiza que todo su proceso de proveeduría internacional se realiza en 7 clics. En México, recientemente Grupo Charly y HSBC emitieron una Carta de Crédito por blockchain, para importar productos de Hong Kong, reduciendo a 24 horas, un proceso financiero que normalmente toma entre 5 y 10 días.
Aunque hoy el desarrollo tecnológico permitiría la completa digitalización del comercio, diversos factores podrían desacelerar su avance. Por ejemplo, para que el comercio se mueva sobre blockchain a escala global, requiere un alto nivel de cooperación internacional para acordar estándares informáticos que hagan interoperables las plataformas digitales de empresas, transportistas, bancos y agencias gubernamentales. Sin embargo, no todo depende de los gobiernos, la colaboración y confianza entre usuarios que permite blockchain también podría hacer prescindible su papel, e incluso el de los bancos. En la década que viene, la digitalización del comercio a partir de blockchain podría avanzar al paso de las burocracias, o acelerarse tan rápido como las inversiones privadas y la capacidad de absorción tecnológica de los países lo permitan. Está por verse qué fuerza marcará el paso.
» » » « « «