
La inserción comercial de México en América Latina: retos ante la integración económica mundial dividida en bloques
Por Jorge Alberto Pérez Millán [@JorgePerezMI]
La integración económica de América Latina ha estado llena de retos y dificultades a lo largo de la historia. Normalmente se piensa que este proceso debería darse de manera natural, por la similitud cultural de la zona, sin embargo, las relaciones comerciales más importantes de los países latinoamericanos son, irónicamente, con países fuera de la región. México es un claro ejemplo de esta situación, dada su fuerte relación con sus vecinos del norte. Sin embargo, después de la negociación del T-MEC, quedó clara la importancia de buscar la diversificación. Es importante entonces preguntarse: ¿podría México intensificar su relación comercial con América Latina? ¿qué dificultades presenta la región latinoamericana para lograr una verdadera integración económica frente a una economía global dividida en bloques?
Primeramente, es importante preguntarse cómo se compara América Latina con otros bloques comerciales. Una cuestión sumamente importante, puesto que siempre se pensó que el proyecto de integración latinoamericana debería parecerse al proceso de integración europeo o norteamericano. Si comparamos el comercio intrarregional con otros bloques comerciales, este representó en 2016 alrededor de un 14% en importaciones y 13% en exportaciones del total del comercio con el mundo. Mientras que las importaciones y exportaciones del TLCAN representaron 33% y 50%, mientras que en el caso de la Unión Europea sus proporciones fueron del 60% y 64%, respectivamente.
Ahora bien, analizando particularmente el caso de México en su relación comercial con América Latina tenemos que, en 2019, exportó a los miembros de la ALADI 14.8 millones de dólares e importó 11.8 millones de dólares. Los principales destinos de las exportaciones mexicanas fueron Brasil y Colombia, con una proporción del 29% y 24%, respectivamente, mismos que son los principales proveedores de México en la región con una proporción del 54% y 14%. Aunado a lo anterior México sólo comercia el 13% de los productos que componen la tarifa arancelaria a través de los acuerdos suscritos en el marco de la ALADI.
Por otro lado, los países de América Latina enfrentan un problema de fragmentación en sus procesos productivos, ya que la proliferación de acuerdos regionales sectoriales entre los países de la zona no ha propiciado una integración real de las cadenas regionales de valor. Adicionalmente a esto se encuentran los problemas de homologación de reglas de origen, de infraestructura regional y de falta de tecnología para la implementación de ventanillas únicas de comercio exterior que propicien la facilitación comercial.
¿Cómo se puede profundizar la integración comercial regional y cómo podría México detonar una blocalización económica en la región?
En principio, la región debe plantearse seriamente la posibilidad de incrementar la desgravación arancelaria de los acuerdos preferenciales existentes. La mayoría de los Acuerdos de Alcance Parcial (AAP) se limitan a una lista de productos que no representan un comercio sustancial en la región. Por otro lado, la homologación de las múltiples reglas de origen existentes en la región aumentaría de manera importante el comercio intrarregional propiciando la creación de cadenas regionales de valor. Por último, un acercamiento comercial entre la Alianza del Pacífico (acuerdo del cual México es parte) y el Mercosur, desataría los nudos existentes en la región para detonar la proliferación del comercio intrarregional y su posicionamiento como un bloque económico frente a los ya existentes a nivel mundial.
Las consideraciones anteriores generarían efectos positivos en el desarrollo de la región pues la explicación del fracaso o retraso en el proceso de integración latinoamericana se encuentra en la falta de políticas efectivas de integración regional que lleven a los países a la unificación de cadenas regionales de valor, en vez de competir por la producción de bienes para satisfacer la demanda mundial fuera de la región.
Al final del día puede tratarse de un tema de voluntad política para poder alcanzar el sueño bolivariano de integración latinoamericana, sin embargo, la situación política actual no es la mejor y esto no parece cambiar en el futuro cercano. A pesar de ello, las ganancias de una integración económica están y estarán ahí presentes esperando el día en que las voluntades se alineen.
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