by TRADETANKMX | Nov 23, 2020
Por Jose Luis Sotelo Hernández [@Luis_sotelo_h]
En lo que va de 2020, la aviación de carga ha salido casi “ilesa” de la crisis causada por COVID-19. Incluso en los meses de mayores restricciones comerciales, a causa de los mandatos de confinamiento, el movimiento de insumos médicos permitió que siguiera operando.
En el período de enero-octubre de este año, en la comparación de la flota activa por actividad y tipo de avión, el sector de carga ha mostrado un incremento de 4%, comparado con el mismo periodo de 2019.[1]
En contraste, la aviación para el transporte de pasajeros se ha visto muy afectada. Sobre todo, la aviación privada, que es clave para la movilidad de inversionistas y personas de negocios. Esto afecta a los flujos de comercio de servicios y dificulta la realización de inversiones en los diferentes clústeres especializados de México.
Por ejemplo, el cluster de “la industria aeroespacial en México ha tenido, por primera vez, una reducción en las exportaciones, pasó de US$9.6 mil millones en 2019 a aproximadamente US$6.6 mil millones durante este año . Esto es equivalente a alrededor de 30% menos en partes y componentes dentro de las cadenas globales de valor, generado por el efecto dominó en el retraso en las entregas de aeronaves de los fabricantes.[2]
Para la recuperación del comercio, también se requiere la completa recuperación de la industria aeronáutica, en todos los ecosistemas en los que participa: la industria turística, cargo y personas de negocios. Hoy se estima que la industria aeronáutica regresará a los mismos niveles de 2019, hasta 2024. Es necesario que esto se logre antes.
Se puede dar una recuperación en el mediano plazo, ya que el usuario de cabina first class & business podría “saltar” a horas de vuelo privado, como efecto de los protocolos de seguridad que ofrece este tipo de aviación. Pero también se necesita el involucramiento y liderazgo de las industrias y el gobierno.
Las inversiones entran a un país por su infraestructura aeroportuaria, si esta industria no se recupera, no sólo se corre el riesgo de que los inversionistas no viajen, sino que puede haber fuga de inversión a economías mejor preparadas. Esto, aunado a la incertidumbre de la transición presidencial en EE.UU. y de la expectativa de la vacuna contra COVID-19, ponen a México en una situación difícil.
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[1] Data source: ICAO, and ADS-B flightaware, for more information: http://data.icao.int/icads/
[2] Luis Lizcano, General Director for the Mexican Federation of Aerospace Industries (FEMIA).
by TRADETANKMX | Abr 3, 2020
Ante la epidemia de COVID-19, los Asociados de TradeTankMx comparten sus perspectivas respecto de los efectos que observan en el comercio y la economía globales.


La declaración de Angela Merkel acerca de que Alemania no ha enfrentado una mayor amenaza como la epidemia global por el COVID-19 desde la Segunda Guerra Mundial ha sido contundente y escalofriante para el resto del mundo. Igual de impactante ha resultado observar las recientes estadísticas del Departamento de Trabajo de los Estados Unidos, donde la cifra de solicitudes por desempleo ha alcanzado niveles sin paralelo en su historia. En el continente asiático, aunque China retoma el control de la epidemia, su recuperación económica será aún más prolongada.
Por ello, es pertinente analizar las perspectivas generales para la región de América Latina, dada su interdependencia y complementariedad económica con las potencias globales, que se encuentran ante una inminente recesión económica.
A raíz de la pandemia, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) ha estimado que el PIB regional tendrá una contracción del -1.8%. Entre otros aspectos, como resultado de la alta dependencia de exportaciones de materia prima, las cuales podrían que podrían ver sus precios afectados, dada la volatilidad en los mercados. En materia de inversión, los flujos de capitales también se reducirán a escala global, poniendo presión en las divisas locales, obligando a los Bancos Centrales a implementar políticas monetarias que pongan el balance entre el tipo de cambio y por supuesto, la inflación.
A ello, le añadimos una contracción de la demanda interna que, a su vez, tendrá un impacto directo en el empleo. En este rubro, la CEPAL estima una tasa de desempleo regional cercana al 10%.
Dada su dimensión global, la respuesta a una crisis de esta índole se encuentra en el multilateralismo flexible y ágil que permita trasladar recursos de donde existan a donde se necesiten. Sin embargo, el proteccionismo comercial ofrece una tentadora alternativa para algunos gobiernos que ven en el cierre de fronteras y la limitación de exportaciones una manera de garantizar su autosuficiencia.
El COVID-19 será el elemento que revele la necesidad de una actitud regional. Lo que está en juego es la vida de millones de seres humanos.
» » » @renata_zilli « « «

La enfermedad COVID-19 ha trascendido rápidamente las fronteras, tomando por sorpresa a los gobiernos del mundo, quienes venían lidiando en los últimos años con el debate entre la globalización y la “desglobalización”.
Desde el surgimiento de los primeros casos a finales de 2019, la atención prioritaria se centró en la emergencia sanitaria, misma que ha desencadenado también en una emergencia comercial internacional ante la disrupción en las cadenas globales de valor, en particular por la falta de suministros médicos. Al respecto, hace unos días los líderes del G20 se comprometieron a garantizar el flujo de suministros médicos vitales, ¿pero quién está negociando con quién?
Además de algunas iniciativas conjuntas como la de Nueva Zelandia con Singapur, Canadá, Australia, Chile, Brunéi y Myanmar, las economías más influyentes no están mostrando señales concretas de cooperación comercial internacional.
No es difícil notar que quienes están ausentes son los países que son competidores directos en la venta y compra de los suministros médicos más demandados por la emergencia. Son nueve países -Alemania, Suiza, Estados Unidos, Bélgica, Países Bajos, China, Reino Unido, Francia e Italia- los que concentran más del 60% de las exportaciones e importaciones (de acuerdo con datos para el 2018 de TradeMap ITC). Sucede, además, que estos países concentran el 65% de los casos reportados por coronavirus (según datos del Centro Europeo para la Prevención y el Control de Enfermedades al 2 de abril). Da la impresión de que éstos países se encuentran en una variación del dilema de Heinz, en el que se debaten entre tomar acciones contundentes y rápidas por el bien común o controlar las rentas de sus propias ventajas comparativas.
La realidad de las cosas es que esta situación nos demanda considerar los intereses del otro como si fueran nuestros y viceversa –aludiendo un poco a Savater-. La realidad de las cosas es que la falta de cooperación global efectiva no hará más que agravar la crisis de salud pública.
» » » @alciragh « « «

La entrada en vigor del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC) ha sido uno de los momentos más esperados en los últimos años para la región de América del Norte, donde habita el 7% de la población mundial y se realiza el 16% del comercio global. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 ha cambiado nuevamente el panorama sobre el futuro de este acuerdo comercial.
Ciertamente, la epidemia global aceleró el proceso de aprobación legislativa del tratado en el Parlamento canadiense. Esto permitió a Canadá concluir su proceso jurídico interno en un solo día (13 de marzo de 2020), justo cuando el Parlamento decidió suspender la sesiones como una medida para contener el contagio. Sin embargo, en Estados Unidos los sectores productivos y el Senado de mayoría republicana presionaron a la Oficina del Representante Comercial (USTR) con el objetivo de retrasar la entrada en vigor del T-MEC, prevista inicialmente para el 1 de junio de 2020. En México, algunos sectores se han sumado a este llamado. Las afectaciones sobre las cadenas de suministro son el principal obstáculo al que se enfrentan para asegurar el cumplimiento de la nuevas disposiciones del tratado, sobre todo para el sector automotriz. A ello habría que sumarle el entorno de incertidumbre económica que se encuentra en niveles históricos, de acuerdo con el Índice de Incertidumbre Mundial del FMI.
Ante la pandemia, es previsible que el proceso de implementación del T-MEC en los tres países tome más tiempo de lo planeado, sobre todo a partir del aplazamiento de las notificaciones requeridas para activar el proceso de entrada en vigor. No obstante, los socios norteamericanos deberán buscar alternativas para que el tratado pueda estar vigente durante el tercer trimestre del año.
Mientras tanto, es previsible que el T-MEC comience a funcionar en un contexto de crisis económica mundial post-pandemia, poniendo a prueba su capacidad para reconfigurar las cadenas globales de valor, dar certidumbre al comercio y las inversiones regionales, además de servir como plataforma para la generación de nuevos empleos en los tres países.
» » » @jorgeoarmijo « « «

El COVID-19 ha puesto una especie de lente magnificador sobre las cadenas globales de valor (CGV). La rapidez con la que se expandió globalmente, y su amplia capacidad de “contagio” económico, hicieron visible el complejo balance sobre el que operan las CGV y el alto riesgo que implica para la manufactura global depender de proveedores concentrados en una misma ubicación geográfica. A la luz de esta experiencia, algunos gobiernos podrían buscar control sobre las cadenas de suministro de bienes esenciales y ciertas industrias podrían optar por sacrificar la eficiencia del Just-In-Time, para regresar a esquemas de inventarios y de suministro “seguros”. Ya podemos ver algunas señales al respecto:
Gobiernos, negocios y consumidores somos hoy más conscientes de la importancia de las CGV. Esto podría detonar el interés de diversos actores por hacer pública su estructura, lo que abriría paso a la posibilidad de que aspectos políticos o de seguridad influyan por sobre los de eficiencia económica, en su conformación. Esto no es pura especulación. A principios de este mes, se presentó en el Senado de Estados Unidos, una iniciativa de ley para transparentar las cadenas de suministro basadas en la provincia china de Xinjiang. Después de COVID-19, las CGV no volverán al backstage de la economía; ocuparán un lugar central en las decisiones de política pública por venir.
» » » @ros4ngel « « «

La cadena de suministro de alimentos está viviendo tiempos complejos con el estado de alarma por el coronavirus. Tan solo bastó con que se hiciera viral un video de ciudadanos australianos acabando con el papel de higiénico de los estantes de un supermercado para que el pánico por el desabasto se hiciera global y miles de personas, sin importar nacionalidad (ni el avance de la enfermedad en su país) corrieran a abastecerse de todo lo imaginable. Y ese inusual ritmo de consumo, por tiempo indefinido (al no tener claro cuándo terminará la crisis sanitaria), podría ocasionar un colapso en el sistema usual de abasto de alimentos.
Vale la pena recordar que el coronavirus es considerado una pandemia y que podría afectar en menor o mayor medida a muchos de los países que nos abastecen de alimentos y que, derivado de esto, la situación podría estar siendo también complicada para todas las empresas que producen y transportan los alimentos a nuestro supermercado más cercano.
Y ¿cómo vamos con la autosuficiencia alimentaria en tiempos de COVID-19? Pues según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), México compra en los mercados internacionales 43% de los alimentos que consume, y es el segundo país importador de alimentos per cápita, después de Japón.
En esta crisis sanitaria y económica, resulta una oportunidad para promover el consumo de alimentos producidos localmente, eso ayudaría a nuestra comunidad productora y estimularía la economía local. Además, procuremos evitar el consumo de alimentos ultraprocesados, que solo disparan la obesidad y la diabetes, esa epidemia local con la que hemos venido lidiando desde hace muchos años y que nos vuelve profundamente vulnerables a enfermedades infecciosas como el COVID-19.
De paso, no olvidemos apoyar el esfuerzo de muchas de las organizaciones de la sociedad civil en la promoción del etiquetado frontal de alimentos, medida destinada a ayudar a los consumidores a tomar mejores decisiones de compra en relación con su salud.
» » » @apsandovalm « « «

El comercio de bienes y servicios representa un papel de gran importancia en la sociedad. El abastecimiento de bienes de primera necesidad como lo son los medicamentos y servicios médicos, en este momento son de crítico interés ante el problema de salud pública que nos acontece.
La Organización Mundial del Comercio (OMC) es un foro que sirve para que los Miembros intercambien puntos de vista sobre políticas públicas relacionadas con el comercio de bienes y servicios, por lo que no habría de causar extrañeza que, derivado de la crisis sanitaria, la Organización haya recibido notificaciones[1] sobre medidas comerciales adoptadas por los Miembros en respuesta al brote de COVID-19.
Los Miembros de la OMC tienen la libertad de determinar las medidas pertinentes para salvaguardar la salud y la vida de las personas. Entre ellas se encuentran la prohibición o restricciones cuantitativas a las importaciones o exportaciones, así como la implementación de licencias de importación ,sin que esto constituya “un medio de discriminación arbitrario o injustificable entre los países en que prevalezcan las mismas condiciones o una restricción encubierta al comercio internacional”[2].
Esta excepción general se establece tanto en el Artículo XX del Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio (GATT) de 1994, como en el Artículo XIV del Acuerdo General sobre Comercio de Servicios (GATS).
Además de éstos, diversos Acuerdos de la OMC, tales como el Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio, el Acuerdo sobre la Aplicación de Medidas Sanitarias y Fitosanitarias y el Acuerdo sobre Obstáculos Técnicos al Comercio, contemplan disposiciones para proteger la salud y seguridad pública, y pueden ser adoptadas en situaciones críticas como la ahora acontecida con la pandemia del COVID-19 .
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[1] Notificaciones de Albania, Argentina, Brasil, Canadá, China, Colombia, Costa Rica, Ecuador, Estados Unidos, India, Marruecos, Paraguay, República Kirguisa, Suiza, Unión Europea y Uruguay a la OMC hasta el 29 de marzo de 2020. https://www.wto.org/english/tratop_e/covid19_e/covid_measures_e.pdf
[2] Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio de 1994, Artículo XX.
» » » @vane_cam03 « « «

En los años recientes, con el desarrollo de nuevas tecnologías como el blockchain y los contratos inteligentes, la comunidad de comercio internacional ha hecho eco del potencial disruptivo de su implementación en las operaciones de comercio internacional. La mayoría de estas voces ha manifestado abiertamente su creencia en los potenciales beneficios de tecnologías en la eficientización de procesos comerciales internacionales. Incluso, hay quienes dicen, marcarán un cambio de paradigma.
Sin embargo, este optimismo no se ha acompañado del mismo número de iniciativas, las cuales, en realidad, han sido pocas (aunque cabe decir, positivas). La implementación de estas tecnologías implica la realización de inversión en capital financiero y humano; así como asumir el riesgo de no ver retornos. Es comprensible que sean pocos los que pueden y quieren asumir este riesgo.
La presente crisis de salud está planteando un panorama sin precedentes. Con más de un tercio de la población mundial alejada de los centros tradicionales de actividad económica (puede usted revisar cualquier nota al respecto en los medios), las tecnologías que permitan llevar a cabo transacciones comerciales internacionales a distancia, de manera impersonal, con altos estándares de transparencia y certidumbre legal, dejan de parecer una apuesta por lo nuevo y se asemejan más a una necesidad.
Si algo está siendo evidente en estos períodos difíciles, es que, pase lo que pase, desafortunadamente la actividad económica no puede parar. Más aún, bajo estas circunstancias la eficiencia en las operaciones se vuelve vital. Y no, no me refiero querido lector, a que toda restricción regulatoria debe ser eliminada, pues sería tirar la bañera con todo y niño. Este escenario nos muestra que debemos acelerar el cambio de la operación en el plano físico al plano totalmente digital. Hoy, el COVID-19 muestra que hasta una simple copia fotostática se puede convertir en una operación de riesgo. Debemos aprovechar la sinergía en el ánimo de incrementar la cooperación y el avance hacia la digitalización que la presente crisi genera.
» » » @Yolloyeztzin « « «

En un mundo donde la llamada “economía de los servicios” representa alrededor del 69% del PIB mundial, y el comercio internacional de servicios representan alrededor del 7% del PIB mundial, es de esperarse que el COVID-19 impacte directamente al comercio de servicios de manera inmediata, pero, ¿de qué magnitudes será este impacto? ¿cuáles serán los sectores más afectados?.
De acuerdo con el barómetro del comercio mundial de servicios de la Organización Mundial del Comercio, el comercio mundial de servicios ya tendía a la baja durante el 2019, proyectando una disminución en la tasa de crecimiento de 4.7% en el primer trimestre a 2.8% en el tercer trimestre, cifra que muestra las primeras consecuencias que tuvo el COVID-19 en la economía mundial.
Según la OMC, los servicios que tuvieron una mayor disminución hacia finales del 2019, fueron el transporte aéreo de pasajeros, cuyo efecto no solo abarcó al continente asiático, sino también América del Norte, América del Sur y Europa. En segunda instancia se encuentra el transporte marítimo de contenedores, cuya baja se debió a la disminución del comercio de bienes en la zona. Por otro lado, las transacciones financieras y los servicios de TIC se mostraron por debajo de la tendencia de crecimiento.
A pesar de las perspectivas un tanto tenebrosas en materia de comercio internacional, experiencias pasadas como la de la crisis de 2009 muestran que el impacto en el comercio internacional de servicios es relativamente menor al impacto que sufre el comercio mundial de mercancías. Sin embargo, en un contexto donde la “servificación” se encuentra cada vez más involucrada en la producción de incontables productos, este impacto podría ser un tanto diferente en esta ocasión. Al final del día solo nos restará observar detenidamente el impacto que tendrá el COVID-19 en este sector que prometía un importante crecimiento, no obstante, podemos estar seguros que seguirá siendo relevante después de que el caos haya llegado a su fin.
» » » @JorgeJorgeapm1 « « «
