
La impresión 3D cambiará paradigmas en el comercio
Por Vanessa R. Camarillo | @vane_cam03
A lo largo de las últimas décadas, se ha venido desarrollando una cantidad de aparatos tecnológicos sin precedentes. Dispositivos y aparatos que son creados y actualizados en cuestión de años. Tal es el caso de las impresoras que, en un inicio solo eran simples aparatos de inyección de tinta sobre papel y ahora han evolucionado al grado de permitir la fusión de plásticos, metales y otras materias primas para imprimir toda clase de objetos nuevos en tercera dimensión, lo cual implica un gran avance para la producción de toda clase de bienes. Es decir, se trata de un elemento que llega a cambiar paradigmas en el comercio.
En primera instancia, las impresoras 3D podrían afectar considerablemente los volúmenes comerciales y la estructura de las cadenas globales de valor. Lo anterior como resultado tanto del incremento en la producción de bienes, como del posible decrecimiento en el desplazamiento de manufacturas. Es por ello que, si las impresoras 3D amplían su uso a nivel mundial se han considerado tres impactos probables, a saber: 1) un cambio en los flujos comerciales físicos, desde productos terminados a insumos y/o materias primas de impresoras 3D, como la “tinta” que usan éstas; 2) una reducción en el comercio de productos intermedios, si las impresoras 3D son ampliamente adoptadas, resultando en la producción directa de bienes finales; y 3) un incremento de las transmisiones electrónicas transfronterizas.
En este sentido, una cuestión fundamental es determinar si la Organización Mundial del Comercio (OMC) cuenta con las herramientas suficientes para considerar la regulación de la producción de bienes usando tecnología de impresoras 3D. Por ejemplo, The National Board of Trade ha identificado ciertos desafíos, donde se necesita revisar y actualizar o aclarar las reglas de la OMC, como lo sería: 1) los productos impresos en 3D pueden no ser productos “similares” (art. III.2 GATT), lo que permitiría un trato diferenciado; 2) la tarea de transferir datos no está explícitamente cubierta por el GATS; 3) los derechos de propiedad intelectual son esenciales, pero pueden ser difíciles de aplicar y las diferencias entre la regulación de los países crea incertidumbre.
Esta clase de cambios tecnológicos avanzan con rapidez, por lo que si la regulación comercial no se actualiza al mismo ritmo, se verá rebasada. Lo que es innegable es que el uso extendido y generalizado de las impresoras 3D cambiarán la manera como concebimos la producción y el comercio Teniendo esto en cuenta, los Miembros de la OMC deberían comenzar a discutir este tema y definir sus posturas e intereses en aras de identificar los posibles cambios y obstáculos al comercio que podrían enfrentar las empresas y así intentar seguir el ritmo de los avances tecnológicos del siglo XXI.
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